Thursday, February 21, 2008

Horario flexible

Este post está inspirado por la entrevista que hizo Pedro Piqueras a Mariano Rajoy el pasado lunes 18 de febrero, durante la cual no dejaron de revolvérseme las tripas al oir semejante concentración de demagogia y desfachateces de lo que no deja de ser la derecha de este país, la misma que sufre de ataques de amnesia cuando toca hablar de la dictadura franquista en España o del más reciente intento de golpe de Estado el 23-F de 1981, del que se cumplirán 27 años este próximo sábado.

Pero no escribo para hablar de la entrevista; quizá dedique (o no) otro post a eso. Además ya hay quien ha escrito más extensamente sobre la entrevista, como El Catalejo. En algún momento de la entrevista, el candidato Rajoy habló acerca de sus intenciones de hacer políticas de conciliación familiar que permitieran a los trabajadores no tener que estar 8 horas en su oficina, pudiendo trabajar por objetivos.

En la empresa donde trabajo gozo de la ventaja del horario flexible, sin la necesidad que Rajoy haya tenido que intervenir. No tengo por qué llegar o irme a una hora determinada, me puedo ir a comer a la hora que me apetezca, nadie controla cuándo llego o cuándo me voy. Puedo trabajar desde casa los días que quiera. Todo eso es permisible mientras haga mis horas o cumpla mis objetivos.

Realmente veo como una ventaja el disponer de este horario flexible en mi trabajo. Aunque la puntualidad sea quizá una de mis mejores virtudes, tiene un gran valor la tranquilidad de saber que un día uno puede llegar más tarde al trabajo por hacer gestiones tan simples como renovarse el DNI. Aún así, el horario flexible tiene efectos colaterales que a menudo no se tienen en cuenta, y de los que pretendo advertir en este post.

Hay principalmente dos visiones acerca del horario flexible que vienen dadas por los ritmos de vida de sus respectivos visionarios:
  • Horario flexible significa que puedo llegar al trabajo tarde, a las 11 o a las 12 de la mañana, y me voy cuando haya terminado, a las 20h, por ejemplo.
  • Horario flexible significa que puedo llegar al trabajo temprano, a las 7 de la mañana, y me voy cuando haya terminado, a las 16h, por ejemplo.
En apariencia, los dos tipos de visionarios tienen su cabida en un modelo de horario flexible. Sin embargo, el primero siempre está en ventaja respecto al segundo (o el segundo siempre está en desventaja respecto al primero, según se mire). Por tanto formulo el lema:

El horario flexible favorece a los que llegan tarde.

Esto es así porque el horario de sueño es el mismo para los dos grupos, y el dormir es una actividad que en general suele respetarse en cuanto a la compatibilización con el resto de actividades. Así, tanto el que llega a las 7 como el que llega a las 11 tienen una cota superior, que es la hora de irse a dormir; pongamos por simplificar que la cota superior de estar en la oficina son las 21h. Por tanto, el caso peor para el sujeto que llega a las 7 es quedarse hasta las 21h, con lo que pasa 14 horas en la oficina (seguramente menos contando las horas de comer). En cambio, el caso peor para el sujeto que llega a las 11 es quedarse hasta las 21h, con lo que pasa 10 horas en la oficina (como en el caso anterior, seguramente menos). Es decir, que de entrada, sólo el hecho de llegar más tarde ya aumenta el riesgo de hacer más horas de la cuenta para un día determinado. Obsérvese como a mayor tardanza, menor riesgo:


A este hecho se suman otros dos:
  • La percepción que tiene el trabajador que llega más tarde del que llega más temprano es que lleva allí las mismas horas que él. Por lo tanto no es de extrañar que a las 16h aparezcan nuevas tareas para el trabajador que llega a las 7h y que se va a esa hora, pero que el trabajador que llega a las 11 dispone todavía de 3 horas para completarlas.
  • La carga de horas para cualquier trabajador que llega antes que otro es superior en cualquier momento del día que se haga la medición y que se encuentren ambos en el trabajo.
Como el espabilado lector habrá supuesto, yo soy de los que llegan temprano, y muy a menudo me voy muy tarde. La perversión máxima del horario flexible se encuentra en este extremo, en el extremo de los que preferimos madrugar. Al final se acaban haciendo muchas más horas que con un horario fijo. Quienes crean que el horario flexible es la medida definitiva para la conciliación familiar, la estabilización entre lo personal y lo laboral, se equivocan. El trabajo por objetivos esconde la posibilidad de establecer objetivos que van más allá de la jornada laboral normal. El horario flexible nunca es, per se, la solución para el equilibrio personal-laboral. Puede ser como mucho una herramienta, pero lo más importante es que exista la voluntad (o la política) para que exista dicha conciliación. O es así, o ya nos podemos ir acostumbrando a un país que empieza a funcionar despues de la siesta.

3 comments:

  1. Buenas! Muy bueno el post!

    En cualquier caso, entiendo que la flexibilidad se queda un punto por detrás de nuestra empresa, y se queda en conceptos como hace jornada intensiva cuando quieras, o poder hacer teletrabajo.

    En la empresa en la que estaba antes, la flexibilidad era de entrar entre 8 y 9 (y ya lo agradecía!), pero efectivamente, entrar y salir a la hora que quieres, provoca, sin duda, pasar mas tiempo en la oficina.

    suerte que nos gusta nuestro trabajo... .XD

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  2. mmm
    si no tuviera horario flexible en mi trabajo, pero mi trabajo fuera el mismo, probablemente pasaría las mismas horas en él :)

    puedes intentar madrugar menos. o madrugar sólo los días que trabajes desde casa XD

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  3. Supongo que querías decir "[...] el hecho de llegar más *temprano* ya aumenta el riesgo de hacer más horas [...]".

    Un buen artículo. Coincido con tu análisis: en España se premia llegar tarde, desaprovechar la parte "solar" de la jornada, pasar (que no trabajando) mucho tiempo en la oficina, llegar tarde, bajar a fumar e irse tarde, pero sin compensar el tiempo de fumar...

    Además del "corte" que supone levantarse para irse cuando estás entre no madrugadores, que se quedan hasta más tarde, y has de despedirte de ellos. Da la impresión de que trabajaras menos. Es menos incómodo llegar tarde y dar los buenos días a los madrugadores.

    Yo soy puntual y estoy en contra de esta concepción de horario flexible. Como bien dices, "flexible" ha de ser que uno puede ir al banco, a un recado importante, a un imprevisto, etc. sin ser amonestado, cumpliendo luego su horario. Pero no debe ser "hasta que no termines lo que te he mandado, no te vas".

    Aparte de que nadie controla las horas, el caos aumenta, la "ventana" disponible para coincidir con compañeros disminuye si son de tendencias distintas y, en definitiva, creo que la comunicación en la oficina se degrada.

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