Por una vez voy a dejar los temas de carácter filosófico para discutir algo más propio de las cartas de un jubilado al director de un periódico.
Recuerdo que cuando estuve por primera vez en el metro de París mi sensación fue que las estaciones eran mucho más grandes que en el metro de Barcelona. Esto puede que sea cierto; no obstante me sorprendió que fuera tan perceptible cuando, en un principio, los trenes tienen tamaños similares y es de suponer que los andenes y estaciones también.
Después de darle vueltas al asunto, llegué a la conclusión que se trata de la iluminación de las estaciones. Por lo que pude ver, en el metro de París la mayoría de estaciones están pintadas (¡o embaldosadas!) de blanco o de colores claros. Todo el techo arqueado refleja la luz de los fluorescentes, proveyendo a la estación de muy buena luminosidad y, supongo, de sensación de amplitud.
En el caso de Barcelona es al contrario. Muchas estaciones (no todas, soy consciente de ello) tienen pintado el techo de color negro. Todavía no he entendido el motivo de pintar las paredes de un color que absorbe toda la luz, y que hace que el espacio visible sea mucho más limitado. He llegado a pensar que la intención es "ocultar" que realmente existe un techo; engañar a la mente para que piense que se encuentra en una estación descubierta... de noche.
Uno podría pensar que todo esto sólo es fruto de la casualidad. Sin embargo tuve muy claro que existe un motivo para el negro con la estación de Badal de la L5. Hace ya un tiempo (buf, igual hace ya 2 años, ¡como pasa el tiempo!) renovaron la estación de metro, dejándola bastante bien. Mi tío, que trabaja en el mundo de la construcción, dice que todo lo nuevo queda bien. En cualquier caso, a lo que íbamos. La estación de Badal tenía el techo pintado de color cian. Parecía que estuviera emulando el azul celeste, provocando al pasajero la ilusión de no tener una bóveda por encima de su cabeza, sino un espacio diáfano hacia el despejado cielo de un bonito día.
Hace tan sólo unos meses alguien decidió que debía pintarse el techo de la estación. Grande fue mi decepción cuando pude observar con mis propios ojos que habían decidido pintar el techo de negro. La estación, que en sus días aguamarina había parecido amplia y espaciosa, se había convertido en una estación más. Un lugar lúgubre, triste, con el mínimo espacio para reencontrarse con uno mismo, con sólamente aquello iluminado por donde uno puede pisar.
Supongo que habrá argumentos de sobra en contra de lo que digo. Desde las virtudes del negro para ocultar la suciedad, hasta la posibilidad que sea el negro y no el blanco el que proporciona la sensación de amplitud. No soy en absoluto claustrofóbico; de hecho me encanta el metro. A pesar de ello, personalmente prefiero poder ver los límites del espacio donde me encuentro. Lo siento, una pared negra no va a engañar a mi mente, no le va a hacer pensar que estoy esperando el tren en una noche sin estrellas a las dos de la tarde. Prefiero ver la cruda verdad, que estoy en un espacio cerrado, pequeño, bajo tierra. Quiero verlo todo, saber cuales son mis límites en ese momento para verlos desaparecer en cuanto suba a la superficie.
Photos by jagelado, noniq, lidell, qdos
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El metro de paris es muy feo!!es la pura verdad
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