Ayer los medios de comunicación nos sorprendían con la historia de Rochom Pngieng, una mujer que fue encontrada en una localidad al noreste de Camboya despues de haber estado desaparecida durante 18 años. Desapareció en 1988 cuando estaba cuidando de un búfalo a 325Km de la capital, Pnom Penh, a la edad de ocho años.
Debo decir que he quedado nuevamente decepcionado por el tratamiendo que los medios han hecho de la noticia. Esta vez me refiero tanto a televisión como a prensa escrita, aunque ésta en menor medida. Todo lo que he podido ver, lo que los medios consideran más importante, es que la mujer no sabe usar cubiertos y se resiste a ponerse vestidos.
Es decir, estamos ante la historia de una mujer que se perdió en la jungla cuando era tan sólo una niña, que ha llevado a cabo lo que podríamos calificar de proeza al sobrevivir sin ningún tipo de ayuda durante tantísimos años; que ha pasado casi dos décadas aislada del contacto humano y sin embargo ha sabido resistir la soledad. Esta mujer ha encontrado fuerzas día a día para seguir viviendo sin sucumbir a la desesperación, encontrándole sentido a una vida que para muchos carecería de valor. Y todo lo que nos interesa es hacer ver al culto y civilizado teleespectador que efectivamente esta mujer es como cualquier otro animal, que desconoce un hábito tan humano como el de usar cubiertos o el de tener un cierto aprecio por la vestimenta más allá de la protección que ésta pueda proporcionar contra los elementos.
Ante un caso así uno se plantea muchas preguntas, que particularmente esperaba que se hubieran planteado los medios. ¿Cómo puede una niña llegar a sobrevivir dieciocho años sola en la jungla? ¿Cómo, con ocho años, se puede llegar a prescindir del contacto humano para siempre? ¿Cómo de humanos seríamos los humanos si fueramos apartados de la sociedad? ¿Realmente somos más civilizados porque sabemos hablar o usar un cubierto? ¿Qué necesidad hay de hablar o usar cubiertos en la jungla tropical si no hay nadie con quien hablar o ante quien respetar unas normas de convivencia?
Es una auténtica lástima que una historia como esta se haya planteado desde el punto de vista de la soberbia y no de la admiración. Nos creemos mucho más de lo que somos, nos creemos listos, educados, civilizados. Y no nos hemos parado a pensar que esta chica es tan humana como cualquiera de nosotros, que en cada uno de nosotros está la esencia que nos hubiera hecho olvidar el uso de los cubiertos.
Hay otras preguntas para las que me cuesta encontrar respuesta. ¿Qué derecho tienen los seres humanos civilizados de sacar a esa mujer del entorno en el que ha estado viviendo durante la mayor parte de su vida? Si ha sido capaz de encontrar sentido a la vida sin humanos, ¿qué nos hace pensar que va a estar mejor ahora? ¿Cómo va a reintegrarse en la sociedad una mujer que ha olvidado cómo hablar, y, muchísimo más importante, que desprecia la moda en el vestir? ¿A alguien se le ha ocurrido que, a estas alturas, quizá lo que más desee sea continuar allí dónde estaba? ¿Por qué nos creemos con el derecho para decidir sobre su vida?
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
La verdad es que yo reaccioné ante la noticia con incredulidad, justamente por lo que dices, no me podía creer que hubiese sobrevivido tanto tiempo sola, siendo sólo una niña.
ReplyDeleteEl tratamiento que le han dado los medios es sencillamente el que se podía esperar de ellos. No íbamos a acepta así de fácil que esta niñita de nada tuviese más méritos que nosotros! Nada, a ponerla como una desgraciada, que es lo que toca.
Sobre su libertad de escoger... esto está difícil... supongo que si se perdió a los 8 algo del lenguaje debe andar dando vueltas... espero que al fin la dejen decidir, pero piensa que tiene un padre... qué se yo! Otra vez caemos en el tema de la desconexión y las noticias sociales!!