¿Y qué hacíamos Gus y yo hablando sobre pulpos? ¿Acaso teníamos hambre? Bueno, igual un poco sí, pero los pulpos no eran más que una excursión sobre un tema más profundo. Entre otros muchos temas (entre los que se encuentran las normas de circulación para camiones, el echarle morro a las cosas, la distribución chi-cuadrado, las técnicas matemáticas de reducción de dimensionalidad, latent semantic analysis, la óptica de telescopios y microscopios, y otros), hablábamos de dos grandes cuestiones.
Por un lado, la percepción que tenemos los humanos de los sentidos, cómo de imposible es saber lo que percibe (lo que siente) otro, y de nuestra necesidad de comunicar las cosas de forma visual. Que me es imposible saber si lo que tú ves de color rojo, realmente lo percibes del mismo modo que yo lo percibo. Quien sabe si quizá tu percibes el rojo como yo el verde. Gustavo incluso apuntaba a la idea de que a todos nos gusta el mismo color (la misma sensación), pero que al percibir los colores distintos, serían percepciones distintas en el mundo real. Y, como yo le decía, seguramente no, seguramente sea demasiado complejo que todos tengamos percepciones completamente distintas y lo más sensato es pensar que lo que el otro siente es parecido a lo que sentimos nosotros. Según me decía que leía de Sartre, la empatía empieza con una mentira, con la asunción que podemos percibir lo que percibe el otro.
Por otro lado, la evolución de la humanidad, que Gustavo cuestionaba que fuera todavía darwiniana. Según él la evolución (desde un punto de vista de evolución natural) "se ha terminado" porque todo el mundo tiene descendencia, porque el haber nacido con tal o cual deficiencia no tiene por qué ser impedimento para la reproducción. Porque, y citándole textualmente, "hasta los feos se aparean con mujeres que también son feas para encima distribuir todavía más sus genes, ala". Y puso (pusimos) ejemplos que no citaré, por respeto. En ese punto discrepo con Gustavo. No se ha terminado la evolución natural para la humanidad. Simplemente no depende tanto de características físicas, o incluso de características genéticas muy perceptibles en el fenotipo. La supervivencia de los más fuertes depende de su capacidad de adaptación al entorno, como decía Darwin. Y esta capacidad no tiene por qué ser física. Ni tampoco tiene por qué ser espiritual ni ser buena ni justa. Puede que vivir la vida sólo pensando en el disfrute personal sea una buena forma de adaptación, como pueden serlo el actuar sin escrúpulos o el abandono de cualquier tipo de raciocinio.
Por eso le decía a Gustavo que creo que la evolución no ha terminado, que todavía siguen habiendo formas y formas de adaptarse al entorno. Que él tiene descendencia pero yo no, y por lo tanto, desde un punto de vista darwiniano, yo soy un fracaso evolutivo mientras que él no. Y eso es independiente de las características o el estado físico de cada uno. Así que no estoy de acuerdo, mientras haya gente con descendencia y gente sin descendencia, mientras haya gente con siete hijos y gente con uno, para mí la teoría de la evolución natural aplicada a humanos sigue siendo igual de válida.
Y por último, nos planteábamos cual era el futuro de la humanidad (que no viviremos) si todo sigue así, y si realmente los tontos son los que tienen más prole, qué nos aguarda. Como le comentaba a Gustavo, puede que lo que nosotros consideramos inteligencia no sea más que un bache evolutivo, una fase por la que una especie de este planeta ha tenido que pasar, pero que quedará diluída en el tiempo.
Mientras espero que la gente de DELL cambie un par de cpu's de un server he aprovechado para revisar mi Google Reader y me encuentro con este post. Primero de todo decir que el coche de momento va de lujo, me (re)uno al club Volkswagen. Por otra parte me alegra ver que Gustavo y tu seguís en vuestra tónica habitual (es mas que buena señal), y que como hablando de mi coche llegáis a temas tan profundos como la evolución humana. Seguid así!
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