Monday, October 27, 2008

¿Cuándo abandonar?

Iba a escribir un post sobre las obsesiones, sobre aquellas metas inalcanzables que se nos meten en la cabeza y que empezamos a perseguir de forma casi enfermiza hasta llegar al punto de no saber exactamente por qué las perseguimos, o si vale la pena, o si son alcanzables o sólamente algo que está ahí para que nos deleitemos con no haber llegado a ello.

Y digo "iba" porque hace casi dos años escribí un post sobre el mismo tema, Quan abandonar, en el que hablaba de esto mismo que iba a hablar ahora. Releyendo ese post (y la interesantísima conversación que tuve con Gustavo en los comentarios) me doy cuenta que poco ha cambiado. Revisando mis posts de esos días veo que hay como una fase de dos meses bastante existencialistas, con posts como Una vegada vaig ser feliç o La caixa. Me pregunto si se han de repetir ahora.

Me pregunto también si eso debe ser bueno o malo... ver que uno piensa lo mismo con dos años de diferencia. Es desde luego un sólido ejemplo de coherencia... ¿pero para qué?

Ceci me decía hoy que le doy demasiadas vueltas a la cabeza. Quizá tenga razón, quizá el cambio que hay que hacer consiste en dejar de pensar tanto en estas cosas, en vivir un poco más, en aceptar las cosas como son, en no intentar comprender las cosas mucho más allá de su superficie, en tratar de encontrar la felicidad en las pequeñas cosas, en ser uno mismo siempre, en pensar un poco menos en las consecuencias de las cosas y en arriesgar más...

Aún así sigo teniendo las mismas dudas que tenía en enero del año pasado, cuando escribía el post sobre cuando abandonar. Quizá debería dejar de plantearme preguntas y empezar a buscar respuestas.

Sunday, October 26, 2008

Ayudar a extraños


Me han ocurrido dos anécdotas de forma suficientemente cercana en el tiempo como para hacerme reflexionar, hasta llegar al punto de motivar un post en el blog.

Sé que para la mayoría de la gente serán anécdotas de lo más insignificante, pero también es cierto que la mayoría de la gente no estará leyendo esto.


Primera anécdota

Hace unos días, una mujer andaba empujando el cochecito de su hijo en la estación de Provença de FGC; se disponía a bajar las escaleras que llevan a los trenes, y ante la imposibilidad de hacerlo sola, me pidió ayuda amablemente. Yo le ayudé a bajar, sosteniendo el cochecito por un extremo (el inferior, concretamente).


Segunda anécdota

Esta mañana una chica ha resbalado y ha caído al suelo mientras caminaba en dirección al metro de Santa Eulalia. Es un lugar que está actualmente en obras y el piso es resbaladizo en algunas partes. Le he ayudado a ponerse de pie y le he preguntado si estaba bien; me ha respondido que se había hecho un poco de daño en la mano. Después ha seguido andando.


Mi reflexión

Lo que más me llama la atención de estas dos anécdotas es que he ayudado a gente que no conozco de forma voluntaria, y me pregunto: ¿por qué?

Siempre había pensado que si alguna vez se me presentaba la ocasión de poder o tener que ayudar a alguien que empuja un cochecito, diría que no. El argumento: si tienes hijos, son 100% tu responsabilidad, incluído el transportarles en el metro; no deberías ponerte en situaciones en las que dependas de otros. Desde un punto de vista más darwiniano, ayudarte significa dar una ventaja competitiva a un ADN que no es el mío.

Sin embargo, ayudé a esa mujer. Podría haberle dicho que no, podría haber esquivado la situación, seguir fiel a mi argumento y no darle la ventaja. Pero por algún motivo lo hice, le ayudé... y hasta me atreviría a decir que sentí la satisfacción personal de haber ayudado a alguien, de hacer algo que me hubiera gustado que hiciesen por mí, aunque yo nunca hubiera solicitado ayuda en ese caso, y aunque fuera en contra de mi razonamiento.

El caso de la chica que resbaló es similar, aunque quizá un poco más justificable por el deber de socorro tipificado por ley (suponiendo que omitieramos temas morales, éticos y demás). Pero desde luego que no estaba en peligro, ni se había hecho tanto daño como para no poder levantarse y seguir.

Y tambien le ayudé.

Podría ser simplemente un fruto de la casualidad, de estar en el lugar concreto en el momento concreto en el que esas personas necesitaban que alguien les echase una mano. Pero la pregunta sigue siendo la misma: ¿por qué? ¿qué mueve a alguien a hacer una acción más o menos altruista por alguien desconocido?

Aquí evidentemente me estoy refiriendo a altruismo y ayuda a este nivel microscópico de situaciones cotidianes en un entorno urbano, por decirlo de alguna manera. No me refiero a la ayuda que alguien puede prestar a gente que pasa hambre, a niños en países pobres que necesitan de las atenciones más básicas. Ese tipo de ayuda sí lo entiendo y mi asocialidad e inhumanidad aplican mucho menos. Entiendo que son situaciones en las que entendemos que seres iguales que nosotros viven una situación injusta, y queremos que todos dispongamos de las mismas condiciones de vida.

Normalmente no haría esta pregunta, pero: ¿qué opináis, inteligentes lectores?



Photo by MorBCN

Saturday, October 11, 2008

Divertimento: estadísticas de la clase de alemán

Ya comentaba en mayo en mi post acerca de la comunicación no verbal que suelo ser bastante observador en cuanto a las cosas y las personas que me rodean. Hace dos semanas que empecé (de nuevo) el curso de alemán en el Goethe Institut, y desde entonces que me he ido fijando en la distribución estadística de las personas de la clase.

Las he segmentado según dos criterios muy concretos: su género (es decir, chicos y chicas) y su preferencia lateral (es decir, si escriben con la mano derecha o con la izquierda). ¿Por qué he escogido estos dos criterios? Precisamente porque me parece que la distribución existente en la clase de alemán se aleja de la media, que no es representativa de la sociedad, y eso me resulta curioso. Cierto es también que la muestra es muy pequeña (15 personas), pero me da igual, ni soy el INE, ni quiero serlo.

Sin más dilación muestro una gráfica de la distribución de la clase de alemán:


como puede observarse, la proporción de mujeres es más alta que la media (asumamos del 50%). Dos terceras partes lo son. Sin embargo, la proporción que más me sorprende es la de personas zurdas. ¡Un 47% de las personas (es decir, 7 de 15) lo son! Casi la mitad de la clase escribe con la mano izquierda. Aunque no existen datos fiables acerca de cuál es la media de zurdos en España, se estima alrededor del 10% (en algunas fuentes se pueden leer datos similares al que digo).

Luego también encontré interesante hacer el desglose de estos datos, y ver cómo es la distribución por géneros dentro de los zurdos y los diestros, y cómo es la distribución por preferencia lateral dentro de cada género. Y estos son los resultados:


Lo que muestra claramente que la zurdez es más común entre la población masculina de la clase de alemán. Cosa que me sorprende menos, ya que además de las causas genéticas, algunos estudios asocian un incremento de la probabilidad de preferencia lateral izquierda con una presencia elevada de testosterona prenatal.

Como decía, las causas de la zurdera no son 100% claras; sin embargo parece que el factor genético es relevante. Científicos de la Universidad de Oxford descubrieron que el gen LRRTM1 está asociado con el aumento de probabilidades de ser zurdo. Además, este gen también aumenta la probabilidad de enfermedades mentales psicóticas como la esquizofrenia (¡genial!).

Aunque sin excesivo valor científico, la página de la wikipedia dedicada a los zurdos ofrece bastante información al respecto, así como de la creencia popular que la zurdera está asociada a la inteligencia y a la creatividad. Si bien parece que hay evidencias de este hecho, también es cierto que son más frecuentes los casos de distintas discapacidades o enfermedades entre la población zurda, como el tartamudeo, la dislexia o el autismo.

Wednesday, October 08, 2008

Facebook i els amics de la infància

Fa poc més d'un any que em vaig donar d'alta al Facebook. Al principi era força reticent; ho veia com una activitat a la qual dedicar molt de temps, i no era capaç de veure què m'aportaria.

I ara la veritat és que he canviat d'opinió... no només l'he fet servir per mantenir el contacte amb la gent que ara tinc més propera. Últimament, com per una mena d'efecte "allau", estic retrobant a través del Facebook molts amics de la infància... antics companys de l'escola (la Institució Montserrat! què fort, quan jo hi anava no tenia pàgina web... clar, que tampoc hi havia Internet). I estic molt content de saber què se n'ha fet de les seves vides, de veure'ls en fotografies... de saber que encara hi són, que són ells!

Ja ho sé, ja ho sé... no descobreixo res nou, precisament aquesta és la gràcia del Facebook. Però no deixa de ser sorprenent, m'ha fet molta il·lusió, perquè mai m'imaginava que això podia passar. Mai se sap el que et depara el futur...

I saber d'ells m'ha descobert coses. Alguns estan vivint a l'estranger (qui ens ho havia de dir, quan tots estàvem vivint pràcticament els uns al costat dels altres en el nostre benvolgut barri de Sants!). D'altres tenen feines i mantenen aficions que ja es deixaven entreveure tants anys enrera. I d'altres han crescut molt, i han esdevingut adults molt diferents d'aquells nens i nenes dels quals guardo tants records a la memòria...

A saber si algun d'ells m'estarà llegint. Moltes gràcies a tots per tants bons moments en el passat! És tota una alegria tornar a saber de vosaltres!